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martes, octubre 11, 2016

¿De verdad hay profesiones que van a desaparecer?


Los avances tecnológicos y los cambios en las formas de consumo han impactado en todos los sectores, por lo que las profesiones se transforman a un ritmo vertiginoso.

Crear el coche sin conductor se ha convertido en el reto de grandes empresas como Google o Uber, que recientemente se ha aliado con Volvo para crear este coche del futuro. Hay una apuesta clara por este proyecto y, según se ha podido conocer la última semana, cuenta con el apoyo de la administración de Barack Obama. El presidente de Estados Unidos ha reconocido que de esta forma las autopistas serían más seguras y ayudarían a salvar miles de vidas cada año. Más allá del asombro inicial que implica imaginarse cómo serían las carreteras en las que circulen vehículos autónomos, hay otros aspectos que conviene tener en cuenta. Cabe preguntarse cómo cambiaría el sector del transporte y cómo afectaría a sus profesionales, por ejemplo, si harían falta profesores de autoescuela o qué pasaría con los administrativos que gestionan los trámites de tráfico.

Los avances tecnológicos y los cambios en los gustos y patrones de consumo están revolucionando todos los sectores y como consecuencia hay profesiones que están obligadas a transformarse. Aquel que se resista a esta evolución está condenado a desaparecer del mercado laboral. Por ejemplo, quizá dentro de unos años no sean tan necesarios los conductores tal y como los conocemos hoy, pero al mismo tiempo surgirán nuevas figuras como el operador de vehículo autónomo. Según el informe, Tendencias en el entorno laboral, elaborado por Sodexo, se trata de "una versión sofisticada del chófer tradicional con conocimiento de recorridos alternativos que facilitan la movilidad de un lugar a otro".

Pero, ¿hasta qué punto este nuevo escenario va a implicar la desaparición de ciertas profesiones? Según Mariano Cañas, director de ventas y marketing de Experis, no hay que ser alarmista: "Hay quien dice que en un futuro los bomberos serán sustituidos por los drones. Es una visión a largo plazo. Pero más que desaparecer, las profesiones tradicionales están evolucionando y exigen nuevas habilidades. Por ejemplo, el comercial clásico ya no existe. Hoy son responsables de desarrollo de negocio que realizan una venta más consultiva con capacidades técnicas para resolver las dudas de los clientes". Por su parte, Valentín Bote, director de Randstad Research, añade que esta evolución siempre se ha producido. Sin embargo, hoy se da a un ritmo acelerado debido al impacto de la tecnología y la digitalización, de manera que ya se habla de la cuarta revolución industrial. Tanto es así que se estima que en una década, el 47% de las profesiones va a desaparecer. Actualmente, las ocupaciones más afectadas por este nuevo panorama son "las más mecánicas que requieren poco nivel de cualificación. La tecnología impactará, sobre todo, en los ámbitos de la salud, energía y finanzas, en los que los dispositivos inteligentes sustituirán a las personas", apunta Andrés Fontenla, director general de Fontevalue Consulting.

Actividades rutinarias

Aquellas actividades que cuentan con funciones más rutinarias son, sin duda, las que tienen más riesgo de desaparecer. Así se confirma en el estudio Jobless recoveries, realizado por los expertos Henry Siu, de la University of British Columbia y Nir Jaimovic, de Duke University. Tal y como recoge The Wall Street Journal, los expertos concluyen que algunos de los puestos que están en peligro de extinción son los trabajos basados en normas y tareas físicas, como pueden ser los operarios de fábricas que trabajan en la soldadura o con las máquinas de prensa, mozos de almacén o los reparadores de electrodomésticos. También sucede así con los que desempeñan tareas monótonas como secretarios, bibliotecarios o cajeros de banco. "La mayoría de estas actividades, que fueron muy comunes hace tiempo, están empezando a desaparecer", comentan Siu y Jaimovic, quienes añaden que la mayoría de ellas están siendo reemplazadas por máquinas.


Precisamente, la automatización de las ocupaciones es el punto de partida que emplea el informe The future of employement: ¿how susceptible are job to computerisation?, elaborado por Deloitte y la Universidad de Oxford. En él se han clasificado hasta 700 profesiones según su riesgo de ser reemplazadas a corto plazo por un robot. Teleoperadores, buscadores y documentalistas y costureros son los que ocupan las primeras posiciones. Luis González, director en el área de innovación en Business Process Solutions de Deolitte, recuerda que los empleos relacionados con transporte y almacenamiento, hostelería, comercio minorista y mayorista y mecánicos son los peor parados. "Todos los empleos asociados a la fabricación están impactados por la automatización. Desde los fabricantes de ropa y calzado hasta la siderurgia, pasando por la industria del motor. Este impacto también se percibe en puestos como secretariado o mecanografía y, por supuesto, en el sector agrario y minero", añade González. En la situación opuesta se encuentran los puestos de la administración pública, educación e información y comunicación.

Por su parte, la oficina de estadísticas laborales de Estados Unidos también se ha sumado al análisis de la revolución de las profesiones. En sus proyecciones de cómo será el mercado laboral en 2024 estudia las profesiones que presentan hoy un mayor declive, así como las que más van a crecer. Una vez más, los que cuentan con peor pronóstico son los perfiles que trabajan en cadenas de producción, como instaladores de equipos electrónicos en vehículos, los telefonistas o los profesionales del servicio postal. Puede parecer un panorama desolador, pero de la misma forma que unas actividades se van, otras nuevas van a llegar, al mismo tiempo que algunas ya existentes van a ser cada vez más demandadas. Así sucede con todos aquellos profesionales dedicados al cuidado personal desde terapeutas hasta enfermeros.

En la misma línea ha trabajado la agencia de empleos estadounidense Career Cast. Según su última clasificación, The Most Endangered Jobs of 2015, las diez profesiones que tienen peligro de desaparecer -de la que tiene más probabilidades a la que menos- son: cartero, granjero, lector de mediciones, reportero, agente de viajes leñador, asistente de vuelo, operador de torno, trabajador de imprenta e inspector fiscal. Por ejemplo, la perspectiva de contratación de los carteros, que aparecen en la mayoría de los rankings, disminuirá un 12% de aquí a 2022. "La comunicación online y la accesibilidad inmediata ha impactado profundamente en el servicio postal", se asegura desde la agencia.

Queda claro que las actividades más rutinarias y que hasta ahora han exigido perfiles menos cualificados se están quedando obsoletas. Sin embargo, el director de Randstad Research, también advierte de que algunas actividades de trabajos cualificados corren el mismo peligro. Por ejemplo, ya se están haciendo diagnósticos médicos a través de algoritmos. "Esto ha abierto una puerta a que ciertos profesionales cualificados puedan ser sustituidos por una máquina de forma adecuada", concluye el experto.

Diez habilidades del futuro

Las ocupaciones se transforman y en consecuencia también cambian las habilidades que se exigen a los profesionales. "Hace unos años una empresa no detallaba de forma explícita que necesitaba perfiles creativos, con capacidad para gestionar personas o con una gran capacidad de aprendizaje. Hoy, la mayoría de las ofertas exigen estas habilidades", asegura Mariano Cañas, director de ventas y marketing de Experis. Para Salvador Sicart, director de Hays Response, en estos momentos la creatividad es fundamental. Los puestos menos amenazados por la tecnología son los más creativos, ya que ahí no puede intervenir una máquina. El informe 'Tendencias laborales 2015', elaborado por Sodexo, identifica las destrezas cruciales en los próximos cinco años:

Decisiones con sentido: el pensamiento crítico es una facultad que no se puede codificar.
Inteligencia social: se valora a los profesionales que evalúan rápidamente las emociones de quienes los rodean.
Pensamiento innovador y adaptativo: hay que aportar soluciones más allá de lo que marcan las reglas.
Culturalidad y diversidad: capacidad de adaptación a los cambios.
Universo 'big data': se debe traducir grandes cantidades de datos abstractos.
Alfabetización mediática: es necesario evaluar el contenido de los vídeos, al igual que se analiza un escrito.
Transdisciplinaredad: hay que ser experto en un área, así como controlar el lenguaje de varias disciplinas.
Mentalidad creativa: se deben diseñar ambientes que se orienten a los resultados perseguidos.
Gestión del conocimiento: estructurar, clasificar y etiquetar la información.
Colaboración virtual: hay que demostrar capacidad de trabajar de forma productiva en soledad y participar en las decisiones.

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